Sosiego en la aurora


Me pidió la sombrilla prestada porque estaba lloviendo mucho. Pasó un poco más de media hora y nada que regresaba, entonces salgo al pasillo a ver si se sienten cerca los pasos, espero en el balcón algunos minutos. Había mucha gente escampando, escuchando música, unos charlando y fumando, y otros solamente reposando el almuerzo. Por fin la veo entrar con paso acelerado, sacudiendo la sombrilla y sonriendo, en ese momento le digo desde arriba: -Uy -con cierta picardía- ¿por qué viene tan feliz? 
Ella me responde un poco fatigada por la carrera.
-Imagínese que fui a recoger la plata ¿sí? Y entonces de para acá me encontré unas muchachas de la U y fue como que: Seth, Seth venga, y yo como ¿Qué pasa? No, venga y se toma una con nosotros y yo como, no es que una amiga me había pedido un favor y fue como que no, no importa venga y se la toma rápido y me la jarté así superrapisísimo pero usted sabe que a mí la cerveza me da por la cabeza y entonces estoy es rejarta, O sea no es felicidad es jartera, marica.
Entonces le pregunto sobre algún momento feliz que haya pasado.
-A ver, pues es que, es de los más recientes, de San Camilo. Un día, es que los días allá eran aburridos y repailas ¿sí?, y un fin de semana nos llevaron a un parque que estaba en la parte de abajo del hospital y había las ruedas, el culumpio, el sube y baja, el resbaladero, entonces todas jugando ahí. Uno se sentía como una niña como de cuatro años, era como volver a ser una niña, o sea se sentía la felicidad como a plenitud. Subidas en la rueda y otra niña nos empujaba con una señora que nos decía como yo también quiero –decía afinando la voz- y la señora no hablaba, entonces eso era como ush que chévere todas disfrutando. Nos fuimos a bajar mangos, nos dejaron bajar mangos ese día. En el culumpio eso que usted veía y se sentía como ush que chévere uno se está saliendo como de orbita, se sentía todo genial. Ese día fui muy feliz la verdad, fue muy chévere. Entonces como fue tan chévere la mañana, ya el día pasó así –hace un chasquido de dedos-, volando. Pero fue solamente una vez que nos dejaron ir, pero fue muy divertido.
-Eso más o menos ¿hace cuánto fue? ¿Esa tarde en qué mes estábamos? Le pregunto.
-En abril.
- ¿El año pasado? –Sí - ¿Pero más o menos qué día, no se acuerda? Le pregunto muy ansiosa.
-No, allá uno no tenía días la verdad. O sea, uno sabía el día que entraba y el día que salía, solamente, de resto uno sabía que era lunes, martes, miércoles; pero no sabía la fecha.
- ¿En serio? Reacciono sorprendida.
-Uno no tenía celulares, calendario. La hora no’ la decían las señoras. O sea, una sabía las horas era por el cronograma que tenía en el día ¿sí? Entonces uno sabía que era entre semana o los fines de semana porque, por ejemplo, los fines de semana no iba la señora que hacía las manualidades, entonces uno sabía que el día que ella no llegaba era porque que era sábado o domingo. Y pues uno trataba de contar, pero de saber la fecho no. A puradito, uno sabía la fecha de vez en cuando, cuando llegaba otra nueva, entonces a ella le ponen el número del día que entró entonces uno sabía.
- ¿Y cuánto tiempo fue?
-Un mes, entré el 3 de abril lo recuerdo muy bien porque el 29 de marzo fue el cumpleaños de mi mamá, en el 2018. El año pasado, y yo ya estaba muy mal. Las personas dan por hecho muchas cosas. Por ejemplo, a mí el que me hizo dar cuenta que yo estaba muy mal fue un amigo mío, porque yo estaba muy flaca y cuando me pesaron allá se dieron cuenta que yo ya estaba en delgadez, le llamaron principios de anorexia, yo tenía que estar pesando 67 y estaba pesando como 49, estaba muy flaca. Creo que usted se daba cuenta que se me notaba en los huesos, la cara y el cabello. O sea, el cabello me tocó cortármelo también por la depresión porque no me lo bañaba ni nada entonces se me hizo como un nido y tocó cortarlo. Me quedó como por las orejas, entonces yo no tenía cabello. ¡Ay! –Exclama mientras recuerda- allá también por ejemplo a uno ya no le daba felicidad nada y allá empieza uno a valorar muchas cosas, por ejemplo, después de cierto tiempo a usted le permiten traer ropa bonita para arreglarse. Usted allá solamente puede usar pijamas ¿sí? Entonces, igual uno no lo hacía, pero cuando uno va sintiendo la recuperación uno siente como que, yo quiero verme bien. Van a venir mis papás, van a venir mis amigos, quiero que me vean bien. -Recuerda con gran emoción-. Entonces cuando me dieron permiso de que ya pueden traerle vestidos, ya pueden traerle lo que quiera sí me sentí superfeliz, o sea, es que yo creo que la felicidad no está como en algo así y como el mundo funciona. -Recordando- Lo hablé en narrativa. Esto funciona como a dualidad ¿sí? No puede haber felicidad sin tristeza porque entonces uno con que lo va comparar ¿ve? Entonces uno al ser una persona depresiva clínicamente hablando, cuando usted logra esos estados de felicidad se siente como una euforia y es algo como que ush indescriptible, inefable creo que es la palabra cuando uno no puede decir eso. Entonces para mí ponerme una ropa bonita en ese entonces era como ush -Recuerda con mucha emoción, pues lo dice muy expresiva- ¡Qué chimba, por fin puedo verme muy bien! y que mi mami ya me pudo traer una loción, pero me toca guardarla en cierto lado. Las señoras me la tienen, pero ya voy a poder oler mejor. Solo que obviamente uno tiene sus cosas porque allá uno no podía depilarse y entonces uno estaba así ya todo de las axilas y eso. Entonces la ropa, que habían niñas que ya tenían permiso para el maquillaje y lo tenían allá guardado, a veces me daban labialcito y me decían ¡Cómo se ve de radiante hoy! Y así y entonces uno se sentía como que, quiero que mi mamá me vea así de alegre, quiero que la doctora me vea que como estoy avanzando y eso. 
Con esto concluyó la primera parte de nuestra conversación, me dijo que la esperara porque debía ir al baño. Mientras tanto, yo espero en ese lugar cálido, quizás por lo reducido, donde compartimos experiencias personales y académicas, donde se han escuchado muchas más historias parecidas a esta o totalmente diferentes. Desde aquí puedo ver que afuera poco a poco va dejando de llover. Los pájaros empiezan a salir de sus refugios con hilos colgando de sus alas, como si quisieran hacer ver al mundo que son libres al fin, por no ver las pocas gotas como impedimento…
Seth regresa, le pregunto que, si quiere café, lo acepta con mucha confianza. Bajamos a la cafetería, luego nos sentamos en el piso para hablar sobre los últimos momentos en San Camilo.
-Pasó el tiempo, un mes, entonces ese día no me iban a dejar salir porque mi mamá no había terminado de pagar una plata allá, pero hicieron todo lo posible para sacarme porque es que había llegado a lo último una muchacha que tenía problemas de alucinaciones ¿sí? Entonces creía que yo tenía algún problema con ella y cada vez que se encontraba conmigo era a golpearme, entonces yo le dije a mi mamá que yo ya quería salir de allá o sea ya todas las muchachas con las que me llevaba bien ya habían salido. Ya solamente estaban quedando las señoras y las señoras ya tenían problemas mayores y eso me hacía sentir mal. Listo, entonces hicieron los papeles y una muchacha que iba a salir ese día me esperó hasta que yo saliera y usted no crea, usted no crea - con un tono más fino y riendo- fue como volver a nacer, como conocer todo de nuevo yo veía las calles y era como qué es esto, qué cambiado está todo, aunque obviamente no lo estaba sino que ya un mes. O sea el tiempo es muy relativo y eso se sintió como un año casi y entonces yo salí y era como ¡Qué chévere, uy esto lo pintaron! Llegar a la casa fue como que sentir el cambio de espacio y todo. O sea, dormir hasta en la cama de uno es una felicidad así, por lo mismo es que uno da por sentado muchas cosas pero cuando uno está allá abajo y sale dormir hasta en la cama de uno es felicidad porque uno la siente como más chévere, más suavecita, de que se puede levantar en las noches y comer lo que quiera. 
La sonrisa que dibujaba su rostro se pronunciaba más con cada palabra, no dejaba de mover las manos y mientras tanto de su cabello irradiaba luz, era un rojo muy intenso, casi como los rayos del sol que empezaban a aflorar después de esa fuerte tormenta.

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